viernes, 22 de junio de 2012

la única diferencia

Ahora que Ander va a comenzar su etapa en educación primaria se me ocurren un par de ideas. La primera es que Ánder comienza con una clara desventaja. Esta desventaja no nace de su síndrome de Down, si no de la adaptación curricular que le van a hacer en el colegio, aunque sus padres no lo queramos. Esta adaptación consiste basicamente en que a Ander no le van a enseñar los mismos contenidos que a sus compañeros, le van a enseñar menos. El motivo es que el colegio considera que Ander no tiene la capacidad suficiente. Esto me aterra, como creo que puede comprender cualquiera. Principalmete este terror nace del desprecio que supone para Ander, del desprecio del Ander "ciudadano". Ander va a crecer intelectualmenbte, fisicamente, moralmente, queramos o no. Pero el Ander ciudadano no tiene porque crecer si no se le perimte. Y esta diferenciación respecto a su sociedad de iguales, esta disminución de sus exigencias es el primer paso para empequeñecerle como ciudadano, como perosna que vive en sociedad y que tiene que responder ante ésta, que tiene que aportar lo mismo que sus conciudadanos. Y su primer paso en la escolarización es encogerle sus obligaciones y, por lo tanto, sus derechos. Basta coger un manual de hace veinte años para darse cuenta de que Ander ha cumplido con todas las expectativas que se esperaban de un deficiente mental de entonces. Y esta lección no le ha servido a ninguno de los responsables de su educación, que siguen viendo el libro y no al niño. En lugar de plantearse que probablemente los límites de Ander están por definir, utilizan el mismo criterio y caen en el mismo error y en el mismo buenismo cruel, inconsciente, egoista y economicamente interesado de quien creía que con no hacerse daño a si mismo un niño con síndrome de down tenía la mayor parte del camino recorrido.

Es humillante pensar que Ander no puede lograr lo mismo que cualquier ser humano. Cualquiera tiene derecho a pensar que realmente puede llegar a ser neurocirujano, futbolista o primer ministro. Cualquiera de esos sueños son legítimos y hermosos y debemos animar y facilitar el camino a cualquier persona para que pueda cumplirlos, tenga seis años o sesenta y seis. Pero no si es Ander. Si es Ander se considera una pérdida de tiempo el embarcarse en ese proyecto, una crueldad que sólo le puede hacer sufrir. Si un niño es pobre y el banco persigue a sus padres, le dirán que se fije en Amancio Ortega, el hombre más rico de Europa y que en su infancia le negaban la comida en las tiendas de su barrio por la acumulación de deudas. Que cuando empezó a trabajar tenía que coser los bolsillos de las batas que vendía porque se los comían los ratones. Su modelo será un único caso entre los millones de pobres de Europa. Y cuando no sea rico pero pueda vivir desahogadamente considerará que valió la pena el esfuerzo. Pero en el caso de Ander le dicen de antemano que a lo máximo que va a llegar es a vivir un poco menos que desahogadamente. Lo de Ortega es una broma cruel si se la cuentan a él, pero un modelo para el resto. Y con esto comienza a funcionar en su vida académica sin haber empezado a dar un solo paso todavía. Con la infantilización de sus expectativas. Nunca será un adulto completo, autónomo y responsable si no puede fracasar y frustrarse porque esas experiencias son parte de la vida y son igual de hermosas y terribles que las demás. El evitárselas le idiotiza y le devuelve una vida mezquina que acabará por convertirle en mezquino. El hacerle ver que nunca alcanzará el nivel de sus compañeros, que nunca podrá aportar lo mismo que ellos es lo más horrible que le han hecho a Ander desde que le conozco.

La otra idea que se me viene a la cabeza es que el sistema educativo al que va a entrar Ander exige un cierto grado de fracaso. Si todos los compañeros de Ander y él mismo obtuvieran notas sobresalientes de manera constante, el resultado sería que subiría el nivel de exigencia del sistema hasta lograr cierto grado aceptabe de fracaso general. Entre un diez y un veinte por ciento de niños fracasados se considera aceptable y sano. Una "buena clase" de veinticinco niños puede tener cinco niños fracasados para seguir siendo "buena". Y esa selección de cinco niños no va a depender de la capacidad intelectual de los niños ni de su capacidad de trabajo, de su bondad o de sus ganas de aprender. Va a depender basicamete del nivel económico de sus padres y del tiempo que dispongan éstos para pasarlo con sus hijos en tareas escolares. Unicamente de esto. Si trabajas diez horas diarias y no tienes tiempo de estar con tus hijos, éstos van a fracasar en la escuela, si no tienes un apoyo que compense esta carencia. Si no tienes dinero estadisticamente es más probable que tu hijo fracase. El resto, las habilidades de tus hijos, sus expectativas o sus ganas no cuentan. Así pues, lo mínimo que podían hacer con Ander es agradecerle que ocupe esa plaza de antemano. Ya sólo quedan cuatro.
 
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